Hay un robot en mi cocina
Los invitamos a leer la nota publicada en La Nación Revista, con la participación de Gonzalo Zabala, Human director of PLAYBOTS.
La robótica aplicada a la industria, al servicio y también como una compañía que imite al ser humano. ¿Será posible en un futuro cercano tener en casa a humanoides que nos pregunten cómo nos fue en el trabajo y nos esperen con un café?
Por Sabrina Cuculiansky | LA NACION
Parece que los robots dejaron de estar presentes en las películas, en la literatura y empezaron a corporizarse en la realidad. La fantasía de un mundo cotidiano manejada por la robotina de los Supersónicos es moneda diaria. La aspiradora automática se vende en los hipermercados y el traje con superpoderes tuvo su segundo de gloria con el exoesqueleto del Mundial. Hace tiempo que en las automotrices los que pintan son robots y la telepresencia toma forma en las oficinas. En Japón contrataron a un robot como director ejecutivo; Google adquirió la empresa de robots Boston Dynamics, cuyo principal cliente es el ejército de Estados Unidos, y Pepper es el nuevo robot capaz de leer las emociones, ideal para jugar con los niños.
Este ambiente de época con robots se debe, por un lado, a la eclosión tecnológica que estamos viviendo, como aclara Gonzalo Zabala, investigador en robótica en el Centro de Altos Estudios en Tecnología Informática de la Universidad Abierta Interamericana y director humano de Playbots, una empresa dedicada al desarrollo de robots y de nuevas interfaces de comunicación hombre-máquina. "Se dio con el desarrollo de mejores microprocesadores y el gran salto que produjo el avance de las cámaras digitales, ya que la visión es una de las formas más robustas de obtener mayor información en menor tiempo, y permite el censado de lo que lo rodea y complementa."
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